Un análisis de los riesgos en el laboratorio

Durante el transcurso de nuestra formación profesional hemos desarrollado gran parte de nuestra actividad práctica (si no es en su totalidad) en los laboratorios de análisis ubicados en nuestro centro formativo. En ellos realizamos procedimientos típicos de laboratorio relacionados con la asignatura Control de Aguas, y por ende estamos expuestos a una serie de riesgos que existen en el laboratorio como centro de trabajo.

Muchos de estos riesgos son poco probable que sucedan, pero no por ello debemos bajar la guardia y obviarlos, ya que no somos conscientes de que existe un peligro hasta que tiene lugar. Si es importante residir en un medio seguro, sostenible y salubre más lo es desempeñar labores profesionales en centros de trabajo lo más seguros posibles.

A simple vista, y quizás por nuestra cierta familiarización con este espacio que es el laboratorio, hemos detectado diversos riesgos con baja probabilidad de que ocurran, algunos de ellos con consecuencias dañinas si se producen.

Uno de ellos que nos llamó bastante la atención fue el estado defectuoso que presentaban los cables de algunas placas calefactoras, que habían sido revestidos con cinta aislante a su alrededor. Es un riesgo físico que en caso de que se produzca un imprevisto como el derramamiento accidental de un líquido, puede desencadenar graves consecuencias. Podemos decir que este problema tiene fácil solución, que pasa por desechar estos instrumentos por unos que estén en mejor estado. Es lo que se busca: si el riesgo es evitable, habremos conseguido eliminarlo.

De lo contrario, si es inevitable, deberán establecerse medidas de protección  y prevención que se basan en: la señalización del riesgo, informar a los empleados acerca de su existencia y proporcionar equipos de protección si así fuese necesario.

En resumen, hemos considerado que este riesgo de electrocución derivado de cables en mal estado es uno de los más importantes que hemos detectado por el peligro que supone. Otros riesgos de sobra conocidos derivados de las actividades de laboratorio son la inhalación de compuestos tóxicos, contaminación biológica, cortes, quemaduras u otras lesiones cutáneas provocadas por salpicaduras de sustancias.

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